jueves, 31 de diciembre de 2015

El restaurante de Roan Kikunoi: Kiyamachi

Es bien conocido que soy una forofa de la comida japonesa, pero la experiencia de cenar en el restaurante de Roan Kikunoi sobrepasó todas mis expectativas.

Es una cocina totalmente anclada a la naturaleza y por supuesto a las estaciones del año. Probamos sabores totalmente nuevos, fue una experiencia que creo que sólo se puede repetir en Japón.


Menos mal que la mesa tenía truco y los occidentales nos podíamos sentar dejando los pies en el hueco de abajo :))


En esta caja iban unas verduras al vapor. El dibujo del vapor era también importante.
 El dibujo del vapor es importante porque nunca es el mismo y porque significa que nadie a tocado esa caja, que es sólo para ti.


Los aperitivos.
Los aperitivos eran cosas tan sugerentes como sushi de salmón ahumado con flor de camelia, bocado de bacalao, rape con raíz de loto con mostaza, ensalada de pepino de mar con nabo, sopa de miso marinado con tofu y karasumi (pez mújol) enrollado en calamar.

Uno de los platos estrella fue el pez globo con pétalos de crisantemo.
 Para poder cortar el pez globo los cocineros tienen que hacer un curso especial, porque el pez globo tiene unas partes venenosas y si no sabes prepararlo bien puedes morir intoxicado.

Una sopa con pez banquillo. 
El título del plato completo es pez planquillo crudo con setas, bulbo de lilio, alga fresca (uni), nuez de gingko y wasabi.  Me encanta el wasabi!

El cocinero trabajó con los aceites de oliva Castillo de Canena integrándolos a la perfección en la cocina japonesa.
Este plato es una piel de Yuzu (como una mandarina ácida, típica de Japón) con salsa de miso de yuzu con aceite de oliva, ostras, bacalao y ebiimo. El ebiimo es un ingrediente utilizado por los indígenas taro, la civilización primitiva de Kyoto.

Sashimi de cangrejo sobre hielo con sus huevas y con aceite de oliva. 

El cocinero vino a conocernos, no hablaba inglés pero le transmitimos nuestras reverencias. 



Arroz con huevas de salmón. 

Sorbete de wasabi y pera. Delicioso.


¡¡¡Brindemos con sake con esencia de yuzu para que se repita pronto!!!


Kioto y el otoño



El río de los patos y al fondo unas casitas típicas, 
Me encantó cómo los japoneses visitan Kioto por el cambio de estación, les encanta observar el cambio a marrón y ocre de los colores del otoño y los hoteles se llenan de visitantes.

Nosotros justamente estábamos allí y nos dio tiempo de ver los jardines de Yuzen-en dónde la gente se concentra en disfrutar del otoño, aunque fuera en sesión nocturna.

Una experiencia muy conectada a la naturaleza que hace pensar que tiene sentido que allí fuera dónde se firmara el Tratado de Kyoto el primero que se acordó en pro del desarrollo sostenible y contener de alguna manera el cambio climático, aunque al final no sirviera para nada...


Una señora con Kimono paseando por uno de los jardines.

El otoño desde una de las casitas dónde se celebra la ceremonia del té (versión reducida).
La ceremonia del té puede durar hasta dos horas, nosotros hicimos una versión muy reducida. Simplemente tomando un té con un pastel.

La señora que prepara la ceremonia del té. 



Las vistas del jardín de Yuzen- en.

Un restaurante en el que están cocinando arroz en estos típicos recipientes.

Una de las calles de Kyoto.

Un restaurante de la ciudad.

El Palacio Kabuki, dónde realizan las danzas típicas. 
El nombre de los restaurantes Kabuki tiene en esta forma de danza y baile su origen.


Una de las calles de Kyoto. 

Las vistas de enfrente del restaurante de Roan Kikunoi.
El restaurante de Roan Kikunoi, Kiyamachi, merece otra deliciosa entrada. 

The National Art Center, Tokyo

En una rápida escapada entre acto y acto, fuimos a ver el National Art Center de Tokio, obra del arquitecto Kurokawa, uno de los fundadores del movimiento Metabolista japonés. 

Según explica la Wikipedia, los Metabolistas tenían una idea de la ciudad del futuro habitada por una sociedad masificada, caracterizada por grandes escalas, estructuras flexibles y extensibles con un crecimiento similar al orgánico.  


La entrada al edificio.
 Lo que más me gustó fueron los dos grandes conos que hay en la entrada, encima de cada uno de ellos hay un restaurante. El mejor es la Brasserie de Paul Bocuse "Le Musee"


Los conos vistos desde abajo. 

El restaurante de Paul Bocusse.


La cafetería.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Tokio, desde las alturas

En Tokio organizamos varias comidas y cenas maridadas de corte occidental.

Una de ellas en Roppingo Hills Club en el piso 51 de uno de los edificios más altos de la ciudad.

Tokio desde el piso 51 de Roppingo Hills. 
 Estaba tan nublado a aquella altura que al principio parecía que  estaba echada la cortina, después se fue aclarando el día y pudimos ver algo de Tokio desde las alturas.

Al día siguiente tuvimos también una cata de aceites para la prensa en la Embajada de España en Tokyo.

Unas periodistas probando los aceites. 

En Japón lo que no se fotografía no existe...

Parece que les gustó.

Sí, yo creo que les gustó el aceite.

Taiwan, las cenas privadas



Terminaba el mes de Noviembre y de nuevo me embarqué en una nueve expedición en pro de la venta de aceite de oliva a Asia. :)

En Taiwán estuve a penas un día y medido y la verdad es que no me dio tiempo a conocer los mercados nocturnos ni siquiera algo de lo que intuyo que será una gran gastronomía.

Pero al menos cené un día con un grupo de periodistas y cocineros encantadores, en una casa privada con tan sólo una mesa, que me encantó.

Os dejo algunas fotos.



El grupo tras la cena y la cata de aceites de Castillo de Canena

Uno de los chicos que era presentador del Canal Cocina de allí con una de las chefs. 

domingo, 22 de noviembre de 2015

Singapur, esperando la Formula 1

Cuando llegamos a Singapur estaba todo el centro cortado preparado para la carrera de Formula 1, que iba a tener lugar a la semana siguiente.

Marina bay y el mítico león de Singapur.

La famosa estampa de la zona financiera.

Curioso contraste entre los rascacielos y las casas a la orilla del río.

El paseo por la ribera es muy apetecible y está lleno de bares y restaurantes.



El nuevo National Gallery de Singapur y delante las obras preparando la carrera de la Formula 1.



sábado, 21 de noviembre de 2015

Hong Kong desde la bahía

Hong Kong siempre me ha parecido una ciudad muy apetecible para vivir.

Una de las mejores vistas y experiencias es cruzar la bahía en ferry.


Las vistas desde el ferry, cruzando de la Península a la isla de Hong Kong.
Al caer la noche, empieza un espectáculo de luces de los rascacielos. Para verlo nada mejor que un restaurante en algún edificio alto de la Península. A nosotras nos invitaron a cenar al Wooloomooloo Steak Restaurant y allí disfrutamos de una estupenda carne y de unas maravillosas vistas. Si es que trabajar en Castillo de Canena no es tan duro...


Las vistas desde Wooloomooloo


viernes, 20 de noviembre de 2015

Doha, a 45 grados

La vuelta al trabajo, después del viaje a África, fue bastante animada.

Llegué a Madrid a finales de agosto y a principios de septiembre volví a coger el avión para visitar Doha, Singapur y Hong Kong. Esta vez viaje de trabajo, pero siempre se encuentra algún momento para fotografiar cosas curiosas.


Me gustó el nuevo palomar que han construido en Katara, la ciudad de la cultura de Doha y la escultura de Oryx enorme que da la bienvenida al hotel Saint Regis.

Nuevo Palomar, en Katara Doha.

Oryx en Hotel Saint Regis.
Me llamó la atención porque el Oryx africano y el asiático son muy diferentes. El Oryx asiático vive en el desierto y aguanta largas temporadas sin beber agua. Ambos coinciden en sus alargados y rectos cuernos.

Me hace mucha gracia la señalítica de Oriente Medio. En esta señal creo que se representa una mujer o un hombre con túnica.

Paso de peatones.


miércoles, 28 de octubre de 2015

Victoria Falls, el humo que truena

Victoria Falls al fondo.
David Livingstone descubrió las cataratas Victoria Falls al mundo Occidental en 1855, él les puso el nombre de la Reina de Inglaterra. Pero estas abrumadora corriente de agua era conocida hasta entonces por los lugareños como "el humo que truena".

La verdad que la toponimia local es mucho más descriptiva.  

Nosotros llegamos a Victoria Falls conduciendo desde Chobe, pero quizás no fue lo más rentable. Cruzar la frontera de Zimbawe con nuestro propio coche nos costó unos 100 euros a cada uno por traer nuestro propio vehículo.  Hubiera sido mucho más económico llegar hasta allí en taxi. Lo apuntamos para la próxima visita.

A pesar del gasto, nada más cruzar la frontera nos encontramos a un perro salvaje o perro moteado. El animal que aparece en el escudo del Parque Nacional de Chobe, como si hubiéramos visto en España un lince ibérico.

Un perro salvaje o moteado.
La verdad es que "El humo que truena" no estaba en su mejor momento. Era la época seca y las cataratas no estaban en su máximo esplendor. Aún así fue bonito verlo. Sólo acercarse al barranco te quedabas empapada por la fuerza del agua que nublaba hasta la vista. Las cataratas realmente están en el lado de Zambia, separadas tan sólo a unos metros de barranco de Zimbawe.


Zimbawe a la izquierda y a la derecha Zambia.
Al fondo un grupo de jóvenes bañándose arriba de la catarata.
El detalle del baño en lo alto de la catarata.
Hace unos años hubiera visto con envidia a los atrevidos aventureros que se bañaban en una poza arriba de la catarata. Este verano cuando lo he visto se me han puesto los pelos como escarpias, ¡¡qué miedo!!

Después de la visita a Vic Falls comimos en la ciudad en un restaurante llamado Mamá África. Muy recomendable con comida auténtica zimbawense, uno de los platos típicos arroz con crema de cacahuete. ¡Delicioso!

De Victoria Falls cogimos un vuelo a Johannesburgo, dónde estuvimos escasas horas descansando y de ahí volvimos a Madrid.

África te llevaremos por siempre en el recuerdo y esperamos poder volver pronto a verte. 

lunes, 19 de octubre de 2015

El río Chobe y el paraíso animal

El Río Chobe sirve de frontera natural entre Namibia y Bostwana. El agua del río brinda a la zona una fecunda vida natural, sobre todo de elefantes.

Chobe fue el broche final del viaje, la belleza del paisaje, la abundancia de naturaleza salvaje y el propio pueblo de Chobe constituyen una experiencia inolvidable. Navegar por el río Chobe, es una muy buena opción para conocer la zona.


El Río Chobe, al fondo Namibia a este lado Bostwana.

Unos elefantes que han cruzado a la zona de Namibia al atardecer.

Un leopardo comiéndose la trompa de un elefante muerto.
Era el último día en Chobe y nos faltaba por ver un leopardo. La verdad es que observarlo fue muy impresionante. Tiene una piel preciosa y se mueve con absoluta elegancia.

Un barco navegando el río Chobe.
Un hombre rema a bordo de su mokoro por el río Chobe.
Dos elefantes cruzando el río Chobe.
Los pastos verdes del lado de Namibia hacen que los animales crucen a la otra orilla para pastar, aunque luego vuelvan a Bostwana. La diferencia principal entre los dos países es que en Bostwana está prohibida la caza en Parque Nacionales desde hace dos años y en Namibia es legal, por lo que los animales de alguna forma lo saben y vuelven a casa.

Un cocodrilo con la boca abierta.

Un hipopótamo acompañado de una garcilla.



Los pájaros se comen los insectos y los restos vegetales de la piel de los hipopótamos, conviviendo en una perfecta simbiosis con ellos.

Un búfalo cafre.
Estaba acostumbrada a ver los búfalos de agua en la India, pero los búfalos de África no tienen nada que ver. Son también conocidos como búfalos cafres y son extremadamente peligrosos.



Una manada de miles de elefantes al atardecer.
Nos preocupó la elevada densidad de elefantes. Se estima que un elefante adulto come al día entre 150 y 200 kilos de vegetales, así se encuentran zonas de bosque totalmente arrasadas de vegetación. Bostwana presume de ser el país con más elefantes del mundo (con unos 140.000 ejemplares), pero la pregunta es cómo podrá convivir esa enorme cantidad de paquidermos con el resto de las especies.

El atardecer en África.
Y como cada tarde el sol inundó el cielo de rojo bermellón.


Elefantes caminando desde el río hasta el confortable bosque.

Un sable, hermoso y elegante animal.

Bebé Elefante.