miércoles, 28 de junio de 2017

Suiza y Heidiland

El lago Léman.
Cerca de Heidiland

Resulta imposible viajar a Suiza y no recordar a Heidi y a su abuelo a cada momento. Viendo las altas cumbres nevadas y la frondosidad de las praderas.

Como acostumbro, viajé a Suiza con apretada agenda, pero tras los escasos días que estuve allí me fui con un buen sabor de boca y con muchas ganas de volver a descansar.


Zurich de noche.
Cuando llegué a Zurich me esperaba una gran ciudad, de rascacielos y grandes avenidas y resulta que se parece más a un pueblecito que a todo eso.

Me gustó también ver el Principado de Liechtenstein, de nombre impronunciable y diminuta dimensión.

Lo mejor de mi tour por Europa fue pasar el fin de semana con Diego y Sandra, días antes de que naciera la pequeña Helena en Neuchatel. Justamente se celebraba por aquellos días, unas jornadas de puertas abiertas de las bodegas de la zona. Y allá fuimos.

En una de las bodegas de Colombier. 
La Bahía de Neuchatel. 

En las bodegas de Chambeau, en  Colombier. 
En el Castillo de Colombier.

Fondue para cenar. ¡Qué rico!


Me encantó también la ciudad de Lausanne, en la que otro día tengo que ir a visita a mi amiga Julie.



A un lado Francia al otro Suiza, en medio el lago  Léman. 

Desde Suiza cogí el tren para cruzar los alpes y llegar a Milán. La pena es que tenía tanto sueño que no disfrute mucho del paisaje. 


Pasando por el lago Lugano.