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Las cataratas Vila Vila, en Sibuyan Island, cerca de San Fernando. |
Cuando llegamos a Romblón (capital de Romblón Island) era fiesta local y había tanta gente en la ciudad y en toda la isla que no había ni un sitio para dormir. Así que gracias a la hospitalidad de los locales dormimos en las oficinas portuarias a todo confort y al día siguiente nos embarcamos de nuevo hacia la isla de al lado: Sibuyan. Cada vez más apartadas del circuito turístico y más adentradas en la vida local del país conocimos las cataratas Vila Vila.
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Mery caminando tras los niños que nos guiaron hasta las cataratas. |
Al final, lo mejor del viaje no suelen ser los grandes paisajes si no las experiencias que compartes con las gentes que conoces en el camino. Y normalmente te sorprendes más con lo que descubres preguntando a los locales, que con lo que lees en la Lonely Planet.
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Mery practicando sus jumpings. |
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La última de las cataratas Vila Vila, son tres en total. |
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Uno de los amigos que hicimos durante el viaje. |
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Los niños de Vila Vila. |
El medio de transporte preferido de Mery es la pata, así que a dónde podíamos llegar andando allí íbamos descubriendo los caminos preguntando a los autóctonos.
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Recolección de cocos. Me traje unos a casa como cuencos ecológicos. |
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Los arrozales. Verde que te quiero verde. |
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Las peleas de gallos son "deporte" nacional, así que cada uno tiene el suyo en la puerta de su casa. |
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Uno de los habitantes de la isla había decorado su casa con botellas de plástico recicladas. |
Una buena forma de darle una segunda vida al plástico, darle color al jardín.
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Me hacía mucha gracia encontrarme estas iglesias por el camino. ¿entrará alguien los domingos? |
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El tuc tuc filipino. |
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Una pequeña escuelita en medio de la carretera, como una parada de bus.
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Tengo que confensar que viajar con Mery cansa :) |
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