domingo, 28 de abril de 2013

Bajo del mar. Submarinismo en Lanzarote

En Playa Chica en Puerto de El Carmen. 
Por fin revelé el carrete de fotos acuáticas de Lanzarote, de 36 han salido 10 y ésta es la única que se salva... Si alguien le apetece hacer submarinismo en la isla, muy recomendable la Escuela TimanfayaSub

Volver a revelar un carrete tiene su punto, rememorar los recuerdos después de un tiempo y la incertidumbre de cómo habrán salido las imágenes... Un poco de la magia que se pierde con las digitales. Eso sí, en esta ocasión el carrete no ha dado para mucho ... Pero ya habrá más oportunidades de captar la tranquilidad que ofrece la profundidad marina. ¡Seguro que sí!

lunes, 1 de abril de 2013

La Graciosa

La Graciosa ha sido uno de los puntos álgidos del viaje. A la pequeña isla se viaja en ferry, salen cada hora desde Órzola. El paseo en barco ya va meciendo las tensiones y cuando llegas a La Graciosa y a sus caminos de arena, ya sólo queda disfrutar jugando a diferenciar el azul del cielo del del mar.

Alquilar unas bicicletas es muy recomendable aunque el paisaje es abrupto y hay algunas cuestas. Pese a ello, merece la pena al 100% ya que hay diversas playas dónde descansar y bañarse. 


La Graciosa.
En bicicleta se recorre toda la isla fácilmente.
Elena pedaleando.
Llegando a Pedro Barba.
La Graciosa también es de origen volcánico.

Llegando a la Playa de las Conchas al fondo izda Monte Clara.
De paseo durante horas sin ver a nadie.
En una de los dos "pueblecitos", Pedro Barba.

En la Playa de las Conchas nos esperaban Juli y Rafa, gran sorpresa. Ellos nos acompañaron en uno de esos días de playa que hacen historia. 
Con Ju en la Playa de las Conchas.

Se pueden alquilar jeeps para moverse por la isla.
En lo que llaman los arcos, con Rafa y con Juli.


Las vistas del risco desde el ferry. 



Al fondo La Graciosa.

Desde el Mirador del Río de César Manrique se ve la isla de la Graciosa en todo su esplendor. No hace falta pagar la entrada porque las vistas son increíbles desde fuera. El edificio como todos los de Manrique es precioso también y está en perfecta sintonía, armonía diría él, con el medio. Por la escasa distancia que separa La Graciosa de Lanzarote, lo llaman el río, aunque en realidad es el mar. 


Arrecife, los jameos y la cueva de los verdes

Desde luego lo más bonito de Lanzarote no es su capital, y mucho menos lo más animado, pero un paseo por los alrededores da una idea de la realidad de la isla. En realidad es un poco triste pero a pesar de todos los recursos naturales y turísticos que tienen no es una tierra rica, de hecho buena parte de los negocios hoteleros están dirigidos por extranjeros.

Las vistas de Arrecife desde el charco de San Ginés.
El Castillo de San Gabriel, construído contra el ataque de los piratas.



La iglesia de San Ginés, simple y austera. 

Para tomarse una copa, nuestro bar preferido ha sido Lagomar la antigua casa de Omar Sharif diseñada por César Manrique, dicen que la perdió en una partida de bridge. Qué pena! Es una construcción del más puro estilo Manrique, dónde la arquitectura se adentra en la roca. Parece que más que un arquitecto o un diseñador, hay detrás de todo esto un cincelador de la montaña, que la convierte en habitable.


Lagomar tiene un restaurante y un bar de copas.

El Bar de Copas, con poca gente pero mucho encanto. 
 Pasar uno días en Lanzarote es pasar unos días escuchando hablar de César Manrique. Es el arquitecto por antonomasia de la isla. La mayor parte de sus monumentos se deben a él. Su principal doctrina la integración y el respeto total al paisaje. Bien pudieran aprender de él otros muchos arquitectos del litoral español... Uno de los ejemplos de las obras de este arquitecto en la península es el Centro Comercial de La Vaguada en Madrid.

Los Jameos del Agua fueron la primera intervención del arquitecto lanzaroteño en la isla. Los jameos son en realidad hundimientos del techo de túneles de lava volcánicos, que Manrique convirtió en arte.

En una de las piscinas de los Jameos. 
En la laguna de los jameos, viven los jameitos o cangrejos ciegos, una especie minúscula, única en el mundo.
Manrique también diseño un auditorio enclavado en la roca. 

La cueva de los verdes.

La cueva de los verdes, tiene piedras negras, moradas y ocres, pero no verdes. Debe su nombre a la familia nómada que en su día la habitó. Se utilizó después para refugiarse de ataques piratas. La visita dura unos 50 minutos aunque puede resultar un poco aburrida, sobre todo si fuera hace día de playa... 

Parque Nacional del Timanfaya

El Parque Nacional del Timanfaya es sin duda uno de los paisajes más singulares de Lanzarote y del mundo. Lo llaman el mar de lava, la montaña del fuego, la isla de los volcanes... Se trata de un territorio de 51 km2 formado por una línea de cráteres volcánicos y una enorme extensión de lavas. 


Las tres viajeras en el Timanfaya.

Las últimas erupciones tuvieron lugar en el siglo XVIII, aunque da bastante miedo pensar que el volcán sigue activo... Existen tres formas principales de visitar el Parque Nacional: en autobús que es lo más cómodo, andando en dos paseos diferentes uno por el litoral y otro por el interior, ambos por zonas protegidas para las que hay que pedir permiso en el Centro de Visitantes y la última opción es en dromedario.  

Las rutas en dromedarios por el Timanfaya. 
Aunque parezca una invención turística, la verdad es que los dromedarios llegaron a esta zona de la isla mucho antes que los guiris, para ayudar en las labores agrícolas.

La caravana de acceso y el cráter de uno de los volcanes.


Uno de los géiseres artificiales. 

El paisaje volcánico.  En su día la lava enterró varios pueblos. 

Comiendo en el Diablo. 
En el propio Parque Natural el gran César Manrique, construyó un restaurante aprovechando el calor del interior de la tierra para aprovecharlo en la cocina de pescados y carnes. El restaurante se llama El Diablo y aunque la comida no destaca por su exquisitez, las vistas son una maravilla.


De camino al Timanfaya, es parada obligada tomarse un vinito de la Tierra de La Geria. La forma de cultivo de la viña es bastante característica de la zona. El verde de los viñedos destaca en el campo negro de ceniza. Probamos el blanco seco de la Bodega La Geria, muy recomendable. En realidad no lo probamos en la propia bodega, sino en La Taberna de Nino en Puerto del Carmen, acompañado con unas croquetas de plátano y un tartar de atún deliciosos.


La Geria y sus viñas sobre el mar de cenizas.