domingo, 20 de enero de 2019

Top 5 de delicias gastronómicas filipinas

Filipinas me sorprendió por las múltiples reminiscencias gastronómicas que conserva de la época española: chorizo, chistorra, guisos, arroces con pescado, adobos...

De las delicias gastronómicas filipinas que probé me quedo con:

1) Coconut rice en Roxas.

Se come hasta el bolw hecho de una especie de tortita.
Roxas se ha creado fama de ciudad gastronómica para comer buen pescado.

2) Si sig de cerdo:

Cerdo con cebollita, verdudas y huevo. Muy caliente.
3) Parrillas de pescado:

Pescadito a la parrilla.
4) Brochetas a la barbacoa. El top de la comida callejer

Brochetas de carne o calamar en Roxas.

 5) El mejor postre el halo halo.

Un kiosko dónde esta señora hacía el halo halo y le iba echando chucherías al gusto del consumidor.









Manila: Intramuros

La primera vez que estuve en Manila traviajando ya me llevé la misma sensación. Es una ciudad enorme caótica y extremadamente contaminada. Entre las pocas zonas que se salvan del caos está Intramuros, un pequeño barrio, dónde pervive la arquitectura de la época de dominación española.

En el Pink Manila Hostel, me dejaron dejar la maleta durante el día hasta la noche que cogía mi avión. 
Una procesión pasa por la Basílica de San Lorenzo Ruíz.

 En el hostel me recomendaron ir a ver el Mercado de Chinatown dónde podría comprar algunos regalos antes de volver a casa, la verdad es que me agobié mucho con tanta gente y enseguida cambié mi itinerario. Cerca de allí me encontré una procesión cristiana.  Y de ahí seguí andando hasta Intramuros y luego por la Marina hasta que volví al hotel. Un itinerario perfecto para acabar agotada y volver del tirón las casi 20 horas de viaje de vuelta.

San Agustín en Intramuros también estaba de celebración.

La Casa Manila. Intramuros.

Un pequeño rincón de Casa Manila. 

La entrada de Intramuros, me recordó mucho a Cádiz a la zona de la Alameda.

En Manila, tuve la suerte de contemplar la Gran Luna.

Un bonito atardecer en la zona de la Marina, para despedirme de Filipinas, por el momento. 

sábado, 19 de enero de 2019

La isla de Boracay




Welcome to Boracay!

Boracay es la isla más turística de Filipinas y una de las más turísticas de Asia. Tiene 10,32 km2. La tuvieron que cerrar durante unos meses porque la masiva construcción de hoteles y resorts estaba acabando con la salubridad de sus playas. Después de diversas tareas de saneamiento la han vuelto a abrir.

White Beach.


White Beach, la joya de Boracay.


Llegamos sin saber qué nos íbamos a encontrar, habíamos escuchado a algunos adorarla como paraíso terrenal y a otros rehusar de sus encantos debido a su extrema explotación. Nosotras, nos quedamos en el lado de los que la aman y disfrutan de sus palmeras que dan sombran a las playas de arenas blancas,  sus baños en aguas turquesas transparentes y sus múltiples opciones de restaurantes y bares para ver las puestas de sol.

Después de un viaje con escasos lujos gastronómicos, no nos parecía mal sentarnos de vez en cuando a comer en un restaurante, aunque fuera turístico. En un día nos gastamos lo que en una semana viajando por Romblón y Gigantes. También aproveché para bucear con Victory Divers, muy recomendable experiencia.


Una luz cegadora.

White Beach, es la joya de Boracay.



White Beach, Boracay.


A la sombra, porque el sol refleja en la arena blanca y te abrasas.

La típica estampa de White Beach, Boracay.


Sunset o´clock. El momento del día. 
 Desde luego lo turístico no está reñido con lo bello. No me importaría volver a Boracay a pasar más tiempo en sus paradisíacas playas.

viernes, 18 de enero de 2019

Isla de Gigantes: Gigantes Sur

El sitio de mi recreo.
Dejamos atrás las Islas del Archipiélago de Romblón y tras casi un día entero de viaje desde Roxas al Terminal Puerto y de ahí a Estancia dónde cogimos una bangka, llegamos hasta Carles, Gigantes Sur en el Mar de Bisayas. Las Islas de los Gigantes Norte y Sur deben su nombre a los humanos de grandes dimensiones que cuenta la leyenda vivían allí, parece una historia irreal pero encontraron unos ataúdes de tamaño desorbitado que dan nombre a este archipiélago, que algunos comparan con el mismo edén.

Llegar a las islas no es fácil, por eso no están explotadas por el turismo. Nosotras encontramos en la pequeña aldea de Carles todo lo que andábamos buscando.

Nuestra cabañita en la isla.
Una cabañita en la playa, una pequeña población con gente encantadora, karaoke y bar con cerveza, y como colofón un pescador que nos llevaba en su bangka a conocer las inmediaciones, por el mismo precio de lo que él ganaba pescando un buen día.

En la isla había hasta había peces de colores. ¡Qué más se puede pedir! Nos quedamos 3 días porque yo me tenía que volver a España. Mery casi se queda allí a vivir.

En las inmediaciones, había que ver la Little Boracay, Antonia Island, Bantigue la isla de arena y el lago de agua salada Tangke

LLegar en barco a las islas te permite ir recreando con tiempo lo que te vas a encontrar a tu llegada.

Nuestra amiga Jean nos llevó a ver una plantación de Dragonfruit.


En el Lago de agua salada Tangke, cuando no hay mucha gente pueden verse monos. 



A ver el lago hay que ir cuándo sube la marea para que esté lleno de agua.

La isla de Bantigue, un banco de arena dónde la gente viene a comer vieiras.

Bantigue, agua turquesa y arena blanca.

La little boracay, pequeña isla de arena blanca y agua turquesa dónde hay una señora vendiendo cocos.

Relaxing time.

La isla de Antonia. Hay un pequeño arrecife protegido, plagado de peces de colores :) 

Los colores del edén.
Mery llegando tarde con resaca a nuestro tour, ja ja. 


Algunos amigos del pueblo de Carles.

Jean nos llevó a comer un Halo Halo (del tagao Halo, mezcla).
El Halo halo es típico postre filipino que mezcla hielo con leche condensada, judías cocidas, chucherías varias, galletas, plátanos caramelizados y un largo etcétera de calorías que saben a gloria.

Cuando llegamos a la isla pensábamos que lo típico sería comer pescado, sin embargo, no fue tan fácil. Pescan por la madrugada, así que por la tarde sólo tiene pescado un local del pueblo que tiene frigorífico. Allí nos llevaron en moto y aprovechamos el paseo para conocer la otra parte de la isla.

La chica que nos llevó en moto.

Carles es un pueblo eminentemente pescador.

Limpiando Vieiras y almejas. Nos invitaron a comer.

Dando un paseo por la isla nos encontramos con unos pescadores de vieiras y almejas que nos invitaron a un buen plato de lo que habían capturado ese día. Nos sorprendió gratamente la extraordinaria hospitalidad filipina, cuanto más humilde son las personas más comparten su comida. Supongo que el no ser una localidad nada turística ayuda a relacionarse de una manera más de igual a igual con sus moradores.
El baloncesto, deporte nacional. La cancha es en sí misma la plaza del pueblo. 

Otro amigo del pueblo. 

jueves, 17 de enero de 2019

Cresta de Gallo: la isla desierta

En Isla de Cresta de Gallo.


Si hubiéramos llevado comida y saco de dormir podríamos haber dormido allí.

De paseo por Cresta de Gallo.

El cielo, la arena, el mar y la barca.
Cuando estoy estresada, regreso a Cresta de Gallo. La isla desierta a la que llegamos en una barquita desde San Fernando.
Realmente, la isla no está desierta porque un hombre vive allí y se dedica a tener limpia la playa y hacer el registro de la visitas, que no son muchas... 

Cual Robinson Crusoe.

Disfrutando de tener la isla por explorar.

Atardecer en Isla de Gallo.
 A la vuelta se levantó mareada y nos empapamos mientras el capitán procuraba esquivar las olas.

Escuchando las caracolas.


Selfies playeros.

Escondido en esta montañita hay un faro.

Siempre me ha dado mucha envidia, la gente que va viajando y encima va super mona vestida. Yo no lo he conseguido nunca :)))