viernes, 7 de septiembre de 2012

Las abejas y la biodiversidad. Poyales del Hoyo.


El número de abejas desciende peligrosamente en nuestro planeta y las abejas son seres vivos indispensables para que exista la biodiversidad. En Poyales del Hoyo existe un Museo muy didáctico en el que nos enseñaron la vida de las colmenas.

En una colmena existen tres tipos de habitantes: una reina, muchas obreras y algunos zánganos.

La abeja reina: la pobre más que una reina es una trabajadora pertinaz que se pasa la vida poniendo huevos; podríamos llamarla la abeja madre, que pone hasta 2.000 huevos al día. Es alimentada por las obreras sólo a base de jalea real y por ello tiene un tamaño más grande y un aparato reproductor mucho más desarrollado. Es la única abeja de la colmena que se aparea. En un momento determinado sale de la colmena en su "viaje nupcial" y copula con una docena de zánganos a los que después decapita. Con ese esperma vuelve a la colmena y no hace más que reproducirse el resto de su vida (5 años aproximadamente). Cuando llega a la colmena invade todas las celdas con su feromona, dándoles a sus descendientes (obreras y zánganos) una especie de carnet de identidad que le pedirán a la puerta de la colmena las abejas guardianas. Así previene la comunidad ataques foráneos.



En el centro de la lupa una abeja reina, buscando dónde las obreras le han indicado que debe poner su próximo huevo.

Las obreras: una colmena puede llegar a tener 70.000 obreras. Ellas son las encargadas de construir los panales, limpiar las celdas, cosechar, guardar la comunidad de otros insectos, alimentar a las larvas y a la reina, etc... Cuando salen a cosechar el polen y el néctar de las flores y vuelven a la colmena con una especie de cestita que tienen en sus patas llenas de alimento son capaces de comunicarse al resto dónde han conseguido tan deleitoso manjar. El lenguaje se llama la danza del ocho. 

Los zánganos o abejas macho de una colmena son sólo una decena y su función principal es fecundar a la reina. De hecho cuando la reina ya ha sido fecundada y sobreviven algunos zánganos, las obreras los arrastran hasta la puerta y los echan de la comunidad. Es fácil reconocerlos porque tienen los ojos muy grandes, necesitan muy buena visión para reconocer a la abeja reina en vuelo y fecundarla. Sin embargo, tienen la lengua muy corta por lo que no pueden libar y son alimentados por las obreras. 

Es durante el momento de la cosecha cuando las abejas vuelan de flor en flor cuando son capaces de polinizar las plantas y en una perfecta sinergia les devuelven el favor del alimento. Hay fotos bonitas y más información aquí.

Éste es un panal de abeja.

Al principio los panales tenían las celdas redondas, pero la especie ha evolucionado hacia celdas hexagonales para aprovechar mejor el espacio.

Las obreras además mantienen la limpieza de la colmena con total pulcritud, son capaces de generar una sustancia llamada propóleo con la que combaten bacterias y virus, incluso si por algún accidente se cuela una mosca u otro insecto grande que no son capaces de mover, lo propilizan, es decir  lo embalsaman. El propóleo es además un excelente antibiótico para las personas y muchos lo utilizan como medicina para la salud intestinal o los herpes.

En el Museo de Poyales del Hoyo hay tres colmenas para ver la vida de las abejas en directo.


 Ah! Es muy importante saber que las abejas son pacíficas por naturaleza, no atacan innecesariamente ya que cuando lo hacen pierden su aguijón y mueren. Sólo pican cuando se sienten amenazadas o piensan que la comunidad puede estar en peligro. Además aunque ellas mueran su aguijón sigue bombeando veneno, por lo que pueden llegar a ser muy peligrosas.

 Por conectar los puntos ("connecting the dots", que decía Steve Jobs) y vincular la primera excursión del verano a la de más adelante de Turquía, justamente el símbolo de Artemisa, la diosa de Éfeso, es una abeja.


Una moneda encontrada en Éfeso, que representa a la diosa Artemisa.


Si alguien se anima a visitar el Museo de Poyales del Hoyo, que es un pueblo precioso perdido en un rincón del verdor de Gredos, le recomiendo visitar también la iglesia del pueblo y las pozas del Río Arbillas a pocos kilómetros. Así lo hicimos para celebrar el cumpleaños de Jokin.

Las pozas del Río Arbillas. Abajo hay una enorme a la que da mucho miedo saltar...
La iglesia de Poyales del Hoyo.
Posando en una calle de Poyales.
Haciendo la abeja en las pozas de Arenas de San Pedro, demasiada gente pero agua fresquita. 


lunes, 3 de septiembre de 2012

Ibiza: colofón estival


El colofón al gran verano 2012 lo pone un viaje inolvidable con mis amigas a Ibiza. Muchas risas, mucha fiesta, playas y algún que otro paseo cultural. Me he quedado con muchas ganas de quedarme un ratito más en Formentera.

Tamara, Leti, Beatriz y yo en Ibiza.

Ibiza desde el agua, camino de formentera.

Merece mucho la pena recorrer el recinto amurallado que recorre la acrópolis ibicenca, repleto de estrechas calles blancas y floreadas. Además de destacados baluartes. La muralla fue impulsada por Carlos I y Felipe II para defender los territorios de la corona. Cuando la isla dejó de ser blanco de ataques de piratas turcos y berberiscos, la acrópolis quedó en pie para la posteridad y hoy es Patrimonio de la Humanidad. 


Tamara y Beatriz en un barquito camino de cala Comte
Cala Comte, aguas cristalinas y poquita gente.

Las aguas de Baleares están transparentes, se pueden observar los peces sin siquiera meter la cabeza en el agua. En el fondo de la fotos algas.

Las praderas de posidonia oceánica (plantas de los fondos marinos) cobijan a 220 especies diferentes, entre ellas algunas mundialmente amenzadas como la foca monje. Estas plantas marinas son las responsables de la pureza y transparencia de las aguas que rodean la isla.


Preparándonos para Pacha.

En la discoteca de moda.

Con la resaca subiendo las cuestas que llegan a la acrópolis.

Desde la plaza de la catedral observando La Marina.

La catedral al fondo.

A parte de las fiestas y las callejuelas ibicencas, lo que más me gustó del viaje fue Formentera. A una horita en barco desde Ibiza se llega a esta preciosa isla, casi sin construir, con aguas cristalinas, mucha luz y arena blanca.


Alquilamos unas bicis para ir a las playas de Illetes.


Nos encantaron los caminos de arena a pie de playa.

Playa Illetes, piscina cristalina. Muy buena opción.


Destaca de Formentera, lo blanca que es la luz. 


El chiste de El Roto para despedir el verano.

Y hoy vuelta al curro pero la aventura continúa, con las pilas recargadas y llena de paz... A la vista India y quién sabe China, Australia, Oriente Medio... la mochila llena de proyectos para emprender con energía la vuelta al cole. Y a comerse el mundo!!