miércoles, 30 de agosto de 2023

Al Norte de Portugal

Puente de Lima
Ponte de Lima.

El Norte de Portugal está repleto de grandes sorpresas.

Ponte de Lima es una de ellas, la villa más antigua de Portugal y posiblemente una de las más bellas. Su gran atractivo reside en su imponente puente romano, que luego fue medieval, construido sobre el manso río Lima invita a la contemplación. El resto del pueblo también merece un buen paseo por sus callecitas empedradas e iglesias góticas encaladas. 

Capela das Pareiras, Ponte de Lima.

En el paseo por la localidad tuve la suerte de toparme con esta exposición muy inspiradora de la artista 
gallega María Eiras. Me encantaría ser retratada así, yo y el mundo.

                              

                                               "I choose my own journey" by María Eiras.

Siguiendo el río Lima hasta llegar a su estuario encontramos otro bonito e histórico pueblo: Viana do Castelo. De sus astilleros salieron las naos que exploraron el nuevo mundo en sus rutas por las Américas, de ahí la importancia de esta localidad que puede apreciarse en sus majestuosas fachadas. La belleza de su enclave se disfruta especialmente desde la Basílica del Sagrado Corazón, a la que se puede subir en el típico elevador portugués. 

La Plaza de la República, Viana do Castelo.


Álvaro y Félix en un edificio de la ciudad, con la típica fachada de azulejos portugueses.

Por la zona hay varios ríos muy apetecibles para el baño, como el río Homme, afluente del Lima, dónde nos bañamos e hicimos pic nic.

                              
                                                                           Río Homem.

Mis compañeros de viaje y de vida en la Catedral de Braga.

Nuestra siguiente parada fue Braga, otrora Bracara Augusta lo que se nota considerablemente en su trazado. Su catedral del siglo XII es la más antigua de Portugal y entre sus fachadas de azulejos se encuentra su famosa Universidad, que esconde entre otras delicias el Jardín de Santa Bárbara, espléndido de flores. 

Al visitar Braga hay que probar por supuesto el bacalao a la Braga (frito sobre una cama de patatas y coronado con un sofrito de cebolla y pimiento) y de postre el  típico pastel que llaman tibia. Para quemar la comida se puede subir a la Basílica de Bom Jesús para admirar las vistas y el bosque. 


La Plaza de la República Braga.

El centro comercial de Braga.


                                       
En los Jardines de Santa Bárbara.

Subir a la Basílicia de Belem es una buena forma de apreciar las vistas y el bosque. 

Otra parada reseñable fue Valencia del Miño, Valenca do Minho, una fortificación a orillas del río, justo enfrente de la gallega Tui. Sus calles están repletas de tiendas de toallas, sábanas y souvenirs, pero además del mercado merecen una visita su fortaleza, algunas casas con azulejos preciosos y las vistas del puente de Eiffel sobre el Miño.


Valencia do Miño.



        
                                             Algunos azulejos de edificios de Braga.

Por último, ya de vuelta a España paramos en Guimaraes, conocida como la cuna de Portugal y cuyo patrimonio es reconocido por la Unesco.  

La catedral de Guimaraes.

Las bellas fachadas de Guimaraes.


La casa rural de Coucieiro, de fondo todos los amigos y niños que nos acompañaban en este estupendo viaje.