Namur, desde el río Sambre al fondo su ciudadela.
En mayo me escapé con mis padres a una preciosa ciudad belga donde, además de disfrutar, me tocaba trabajar: Namur.
La idea era sencilla pero perfecta: mientras ellos paseaban y descubrían la ciudad a su ritmo, yo cumplía con mis obligaciones, y después podía unirme a algunos de sus planes. Y la verdad es que funcionó de maravilla.
Mis padres en Namur.
Namur es la capital de Valonia, la región francófona de Bélgica. Es una ciudad pequeña y encantadora, abrazada por los ríos Mosa y Sambre, con una imponente ciudadela y un castillo que se alzan en lo alto, rodeados de bosque. Historia, naturaleza y calma se mezclan aquí de una forma especial.
Lo tiene todo para convertirse en una escapada mágica.
En la Plaza de Armas, la plaza principal de Namur dónde está su ayuntamiento.
Muy agradable también acercarse al río los días de mercado.
Mi madre en el teleférico que sube a la ciudadela.
Es muy recomendable subir en teleférico a la ciudadela para apreciar las vistas y bajar andando por un camino rodeado de bosque.
Desde la Ciudadela se puede otear Namur abrazada por sus ríos.
Mi padre alimentando a la tortuga de "En busca de la utopía" de Jan Fabre. Creo que él y su intención de alimentar mejoran aún más la obra.
El Castillo de Namur.
El Castillo de Namur es hoy una escuela de cocina dónde se puede comer muy bien con buenas vistas a un precio más o menos comedido.
El menú gastronómico.
Para ir a Namur volamos a Bruselas y aprovechamos para comer patatas fritas con mejillones, como no podía ser de otra manera. Además dimos un paseo por la ciudad de la mano de mi amiga Anita.
La Gran Place, Bruselas.
Hay que aprovechar los rallitos de luz en Bélgica tomando un café en las plazuelas.
Un paseo por Bruselas, en una zona que no es tan turística, por detrás de la catedral.
Viajar con mis padres es siempre un placer porque son muy disfrutones, como yo y con ganas de pasear y descubrir los lugares que habitan los paisanos.