viernes, 24 de agosto de 2018

Estás loca hija mía, tienes que ir a Berlín

"Estás loco hijo mío, tienes que ir a Berlín"

Esta es una frase bien conocida en Alemania y tiene su sentido porque en Berlín se conjuga la seria monumentalidad prusiana y la sobriedad de los edificios soviéticos con las alocadas formas de la arquitectura contemporánea y las fiestas de música electrónica que acaban al amanecer. Desde luego es un buen lugar para viajar con amigas. 

La ciudad dividida por un muro entre capitalitas y comunistas ha quedado atrás, aunque las reminiscencias de éste son inevitables. 


Contentas de conocer la Puerta de Brandenburgo. 
La Puerta de Brandenburgo (Brandenburger Tor) se construyó entre 1788 y 1791 en la época de Federico Guillermo II de Prusia. Fue inspirada en la Acrópolis de Atenas y era una de las 18 puertas de entrada a la ciudad. Durante la Segunda Guerra Mundial sufrió numerosos daños, pero fue reconstruida. Dicen que el Muro de Berlín se construyó en un sólo día en 1961. De repente, la ciudad quedó dividida de Este a Oeste, la Puerta quedó en tierra de nadie, rodeada por su propio muro. 

La Puerta de Babilonia. Museo de Pérgamo.
Una de las visitas culturales obligadas es el Museo de Pérgamo, en la Isla de los Museos. El museo encierra una rica colección de las Culturas Clásicas. 

La Catedral de Berlín 
La catedral de Berlín (Berliner Dom), de estilo neorrenacientista italiano, es un símbolo de la pompa del poder imperial prusiano.

Gendarmenmarkt. 

La Gendarmenmarkt es una de las plazas más colosales de Berlín, franqueada por dos catedrales gemelas del siglo XVIII, una francesa y otra alemana. Presenta en el medio la sala de conciertos Konzerthaus. Lo que fuera la catedral alemana (luterana) alberga ahora un museo del Parlamento Alemán, un poco aburrido. En el Konzerthaus se puede entrar a ver la sala de conciertos desde la puerta. Muy impresionante. 


Kaiser Wilhelm Gedächtniskirche. 

Este campanario es todo lo que queda de esta iglesia bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy se ha convertido en un monumento antibelicista y la verdad es que ayuda a hacerse una idea de cómo quedo todo después de la barbarie de la guerra. Hoy está en una zona abarrotada de tiendas y de edificios modernos y bares. Como el Monkey Bar en la décima planta del Hotel 25hours. Con vistas al zoo y mucho ambiente.


El beso. Los retales de muro en East Side Gallery.
Del Muro de Berlín sólo queda un tramo en East Side Gallery y unos trozos en la plaza Potsdamer.  En East Side Gallery más de cien artistas internacionales han plasmado su visión de la caída del muro en impresionantes murales. En la foto, uno de los más famosos que muestra a los líderes soviético y de la República Democrática Alemana (RDA) besándose en los labios. Este tipo de besos era una expresión de respeto en los países socialistas, exento de connotaciones sexuales.

Esta es la foto real en la que se inspiró el mural:

El fotógrafo Regis Bossu fue el encargado de inmortalizar, en el año 1979, el beso entre dos líderes comunistas de la Guerra Fría, Leonidas Brezhnev (URSS) y Erich Honecker (RDA). Fuente: Wikihistoria.


Las típicas paletas de una heladería de Kreuzberg. 
Una de las zonas que más nos gustó por su fusión de culturas es Kreuzberg. Es el antiguo barrio turco hoy reconvertido con bares y tiendas de estilo grunge y hipster. Muy recomendable pasearse por el canal de Landwehrkanel para cenar por ejemplo en el mejicano La Lucha  o el tailandés Chan Thai y luego visitar los bares de las inmediaciones como el Das Hotel. Para seguir la fiesta se puede ir al Club Visionaire y para seguir continuando a la discoteca Watergate a bailar tecno.  Si se prefiere afrobeat al aire libre Yann es la mejor opción, que tiene hasta una playa a pie de río. 


Un plan más de día es perderse por las inmediaciones del Centro (Mitte) por los patios y  callejones para llegar a lugares con encanto como el Cinema Café,  en una calle llena de grafitis, bares y tiendas.

Uno de los collage del callejón del Cinema Bar.
Berlín es una ciudad para pasear y perderse por sus grandes avenidas y callejones. Parar a repostar con una buena pinta y un currywarst y seguir paseando. La verdad es que lo bueno de haber hecho ya las visitas culturales obligadas es que para la próxima vez, podemos ir más relajadas a perdernos por la ciudad, sin más.


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