domingo, 26 de mayo de 2019

Injikane Chiconela!

La familia de Chiconela.
Visitar Chiconela fue como ir a ver a la familia del pueblo de Álvaro. Chiconela es una pequeña aldea del Valle del Limpopo de la que Álvaro se enamoró hace ya 14 años y que formó parte de su tesis sobre Migraciones del Sur de Mozambique a Sudáfrica

Lo que le llamó la atención del pueblo nada más llegar es que no hay hombres en edad de trabajar. Todos han migrado y las mujeres se han quedado cultivando la tierra para subsistencia diaria. No son pobres, pero no tienen dinero. 


Cuando llegamos a Chiconela enseguida me hicieron parte de la familia y pasé a ser la Tía Clara. Antonio, el hijo mayor me enseñó a decir Buenas tardes en changana: "Injikane!" Así fui saludando a los habitantes de la aldea, hasta llegar a conocer a Nilsa y su hijo Equisando, su hermana Elia, su hermano pequeño Pai y la abuela vovó Elena y la madre Doña Otilia que llegó al día siguiente. 

Vivir en Chiconela fue como ir de campamento scout y reaprender de la subsistencia básica y feliz. Ducharse con cubos de agua (calentada a la leña) bajo las estrellas entre los cañizos del cuarto de baño rural, dormir en una cabañita hecha con paja y ladrillo. Comer las delicias que da el campo trabajado (yuca, nshima, arroz, naranjas...) y en temporadas deliciosos mangos. 



Las casas típicas de la zona. 

Álvaro con Equisano. 


Con una amiguita del pueblo. 

Las casas de Chiconela.

Conversando entre amigos a la sombra del naranjo.
Cuando llegas a Chiconela lo que se estila es ir visitando familiares y amigos por la aldea. Nada más llegar a una casa te sacan una silla para poder sentarse en una sombrita a conversar.

Bibliografía recomendada: "Perseguidos por un sueño", Álvaro Alconada 2019.

Viaje Mayo 2019

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