lunes, 14 de enero de 2019

Las cataratas Vila Vila y los niños del pueblo


Las cataratas Vila Vila, en Sibuyan Island, cerca de San Fernando.
Cuando llegamos a Romblón (capital de Romblón Island) era fiesta local y había tanta gente en la ciudad y en toda la isla que no había ni un sitio para dormir. Así que gracias a la hospitalidad de los locales dormimos en las oficinas portuarias a todo confort y al día siguiente nos embarcamos de nuevo hacia la isla de al lado: Sibuyan. Cada vez más apartadas del circuito turístico y más adentradas en la vida local del país conocimos las cataratas Vila Vila.

Mery caminando tras los niños que nos guiaron hasta las cataratas.

Al final, lo mejor del viaje no suelen ser los grandes paisajes si no las experiencias que compartes con las gentes que conoces en el camino. Y normalmente te sorprendes más con lo que descubres preguntando a los locales, que con lo que lees en la Lonely Planet.

Mery practicando sus jumpings.
La última de las cataratas Vila Vila, son tres en total.

Uno de los amigos que hicimos durante el viaje.

Los niños de Vila Vila. 

El medio de transporte preferido de Mery es la pata, así que a dónde podíamos llegar andando allí íbamos descubriendo los caminos preguntando a los autóctonos.


Recolección de cocos. Me traje unos a casa como cuencos ecológicos.

Los arrozales. Verde que te quiero verde.

Las peleas de gallos son "deporte" nacional, así que cada uno tiene el suyo en la puerta de su casa. 

Uno de los habitantes de la isla había decorado su casa con botellas de plástico recicladas.
 Una buena forma de darle una segunda vida al plástico, darle color al jardín.


Me hacía mucha gracia encontrarme estas iglesias por el camino. ¿entrará alguien los domingos?
El tuc tuc filipino.

Una pequeña escuelita en medio de la carretera, como una parada de bus.

Tengo que confensar que viajar con Mery cansa :)





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