martes, 21 de agosto de 2012

Bizancio, Constantinopla, Estambul...

                           
La Torre Gálata iluminada. Mi segundo rincón favorito de Estambul.


Antes de emprender un viaje siempre me gusta armarme de buena literatura del país. En este caso, me hice con el interesante "El libro negro" del famoso Orhan Pamuk, Premio Nobel de Literatura 2006. La novela de   tinte negro y existencialista cuenta la historia de un abogado de Nisantasi abandonado por su mujer. El autor se recrea en los paseos desesperados y oscuros del protagonista por la ciudad, haciendo especial mención de las calles de su barrio y de Beyoglu, dónde se encuentra la Torre Gálata, que me encanta desde cerca y desde lejos. Pamuk reflexiona reiteradamente en este libro sobre la posibilidad del individuo de ser realmente él mismo, este dilema se extrapola de alguna manera a la capacidad de Turquía de encontrar un lugar en el mapa mundial sin perder su ideosincrasia, sin sucumbir a los preceptos de Occidente. Un ejemplo de la occidentalización del país, es por ejemplo, el uso extendido del váter de taza, que ha sustituido en su totalidad al abujero en el suelo y al anexo cubo de agua. Sin embargo, conserva el váter turco una peculiaridad  y es un chorro de agua que hace las veces de cubo. Moncho se enamoró del concepto :) 


Deborando a Pamuk en un Gulet, barco de madera tradicional, que partía de Cesme y nos llevó a algunas playas.

Como si de una novela se tratara, en el barullo de la calle Istikal me encontré a una vieja amiga de la ruta quetzal . La periodista colombiana Juliana Vergara con la que coincidí cubriendo la Ruta hace unos cuantos años ya, la casualidad y lo afortunado del encuentro lo celebramos con una cervecita fría justo abajo de la Torre Gálata, dónde turcos y foráneos hacen botellón, a pesar de que eran los últimos días del Ramadán. Me recordaron tiempos de la juventud de antaño cuando se podía beber en España en la calle sin miedo a una multa sustanciosa.

Con Juliana celebrando las casualidades de la vida, es que el mundo es en realidad muy pequeñito.

 La Torre Gálata rodeada de paisanos sentados en el suelo bebiendo cerveza y comiendo pipas.

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