sábado, 30 de agosto de 2014

Croacia Road Trip 1: Zagreb y Plitvice.



Dice Unamuno que el que viaja mucho huye de algo, esta revelación de las primeras páginas de Niebla me dio qué pensar, sin embargo el otro día leí en el facebook de Anais Malpartida una frase aún mejor. "No se viaja para escapar de la vida, se viaja para que la vida no se te escape".


Y así este verano huíamos mis amigas Beatriz, Leti y yo a Croacia en un road trip que marcaría nuestras vidas. 


Alquilamos un coche en Budapest (Hungría) y de ahí cruzamos a Zagreb, la capital de Croacia, que es un pequeño pueblo lleno de vida.


En la Catedral de Zagreb calentando motores.

Una calle del centro de la ciudad.
Después de una agradable tarde en Zagreb conociendo la ciudad y bebiendo cafés y cervezas, nos encaminamos a Plitvice lo que resultó ser un Parque Natural increíble, que nos dejó boquiabiertas. Al principio es un poco agobiante por la cantidad de gente que se amontona por los caminos de madera observando las impresionantes cataratas y lagos. Pero como siempre hay que buscar caminos alternativos y enseguida nos adentramos en los bosques de hayas, abetos, píceas y pinos para disfrutar de la soledad y la esfervescencia estival de estas formaciones travertinas* tan ricas en agua y sol.

*Travertino se refiere a ese milagro que convierte el musgo en roca conforme el agua va depositando cal y cal durante años.

Una de las cascadas más bonitas del parque vistas desde arriba.
Agua en caída libre a cientos de metros. 

Caminando entre la frondosa vegetación, nos encontramos un zorro.
Mientras soñábamos con la posibilidad, hoy terminantemente prohibida, de bañarnos en esas magestuosas cataratas, fuimos perdiéndonos por los caminos y alejándonos de la muchedumbre. Andamos durante horas hasta ver las cataratas a vista de pájaro.

Las cataratas más altas del parque, 76 metros.
Detalle de las correntías.

Posando frente la más alta de las cataratas.

Tras más de 8 horas de intenso caminar volvimos a nuestro hotel  Bellaveau y en un albergue cercano repusimos fuerzas antes de dormir con una deliciosa trucha a la brasa.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Madre mía...que maravilla de viaje. Que paisajes tan bonitos, que ciudades y qué bien lo pasamos!! Recuerdo que nos perdimos en el parque...tiene su encanto alejarse de la gente, por supuesto, pero ¿cuántos kilómetros hicimos pasando por el mismo punto? jajajaja. Lo del zorro deberías explicarlo mejor, jajajaja. Que pena no tener una foto con tu cara al verlo. Besitos, beatriz

Clara dijo...

je je je es lo que tiene contar las historias que cada una le da su punto de vista :)))) (hazte un blog) ja ja ja ja