martes, 5 de agosto de 2014

Korean barbecue



Mi viaje a Seúl fue tan fugaz e intenso que no me dio tiempo ni de recorrer las calles del centro. Por lo menos pude recordar las instantáneas de mi primera visita a Corea del Sur hace cuatro años.

A pesar de que el tiempo escasee siempre hay un hueco para degustar la típica comida del país. Todas las cenas de negocio terminaron con una deliciosa y tierna korean barbecue. La forma de comer la carne es cogerla directamente de la barbacoa que se sitúa en el centro de la mesa y con una especie de tortilla como mejicana la condimentas con cebolla, salsas, vegetales y otras delicias. Hay que abrir bien la boca para comérselo todo de un bocado. Cenan sobre las seis de la tarde, por lo que me encantaron estas meriendas de carnaca. Luego hay quién todavía tiene hambre para seguir con una sopa de noodles que pueden ser calientes o fríos.

Degustando la deliciosa barbacoa. Ñam.

El skyline desde la bruma.

Un pequeño resquicio de templo oriental junto a un gran rascacielos.
Un atasco, al fondo un templo.  
Me horrorizaron los atascos de Seúl. Para moverte por la ciudad necesitas casi una hora para distancias cortas que podrían hacerse en 20 minutos y para ir al aeropuerto desde el centro en hora punta (18.00 horas) debes calcular casi 3 horas. El tráfico es un puro caos. Lo único positivo es que todos los taxis se pagan con tarjeta. Eso sí, olvídate de hablar con los taxistas en inglés. Casi nadie habla el idioma anglosajón en este país, incluso los que trabajan en el sector import-export utilizan muchas veces traductores.

En términos de negocio Corea del Sur me sorprendió por sus grandes centros comerciales y lo sofisticado de sus consumidores. Me recordó gratamente a Japón. Así que espero volver mucho y pronto para seguir trabajando el mercado.

Una cata en Dean & Deluca Korea.

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