domingo, 31 de agosto de 2014

Croacia Road Trip 2: Split

El viaje fue intenso en sensaciones, cada día dormíamos en un sitio, menos en la península de Peljesac en el pequeño pueblo de Orebic, dónde nos quedamos dos días para descansar en la playa.

La verdad es que viniendo de Cádiz ir hasta Croacia en agosto pensando en ir a playas de ensueño no es una buena opción. Las playas son de piedra y aunque el mar sea siempre azul turquesa, la incomodidad y lo abarrotado del litoral no compensa. En mi opinión, a Croacia a disfrutar del mar hay que ir en barco. Eso lo hemos aprendido para el próximo viaje.

Uno de los lugares que más nos gustó de nuestro tour fue Split. El Palacio de Dioclesiano (295 d.C.) es una de las ruinas romanas más importantes del mundo. Y en su laberíntico interior han ido perviviendo las casas de esta ciudad tan llena de alma como de vida. Son características las lustrosas construcciones en piedra blanca de la isla de Brac. Dioclesiano importó mármol de Italia y Grecia y columnas y esfinges de Egipto, sin reparar en gastos, construyó por todo lo alto. Al estilo de la bonanza española.

Palacio Papalic, ahora el museo de la ciudad.

El acceso a palacio mediante la Puerta de Hierro o Torre del Reloj.


Antigüo mausoleo de Diocleciano. A partir del sXVII fue reconvertido en la Catedral de San Duje.

Los prominentes arcos del Protiron, entrada a la residencia imperial.

El vestíbulo, parte mejor conservada de los aposentos imperiales.

Aposentos imperiales. De planta circular, mosaicos y mármol cubrían la cúpula que hoy ha desaparecido.
 El mejor momento de Split, que quedará por siempre guardado en nuestras retinas, fue pasar la noche en la ciudad. Cuando cae la tarde, y corre el aire fresco de la costa, turistas y locales se concentran en el Protiron, la plaza que daba entrada a la residencia imperial. En sus escaleras aprovecha la gente para escuchar música en directo del bar de la plaza y consumir al aire libre. Es muy divertido porque mayores y pequeños todos juntos bailan al compás bajo la noche. Y esto en un ambiente tan singular, tan romano, cobra mucha magía.


En el Protiron, entrada a la residencia imperial, escuchando música.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo muchos buenos recuerdos de este viaje, pero desde luego si tuviera que quedarme con solo uno, creo que elegiría las horas que estuvimos en esta plaza esa noche. Hablando, bailando y bebiendo. Que buen rollismo, que fácil ser feliz...

Clara dijo...

Buscaremos otros lugares para hacerlos parte del recuerdo!! Habrá algo así en Bristol??