lunes, 19 de julio de 2010

El amazonas y su biodiversidad

Un niño juega con un camaleón en un pueblo de la selva amazónica, cerca de Mazán.

Un árbol gigante, creo que se llama Lupuna, perfecto para jugar con o como los monos.

Una boa constrictor...


Se venden gallinas y huevos frescos en Iquitos.


Un delfín rosado, viven en el río porque algún lejano día pasaron desde el mar.

Por la selva, pasito a pasito. La arena se hundía bajo nuestros pies hasta la rodilla.




Unas niñas de un pueblo indígena, detrás las Victoria Regia especies de nenúfares gigante que pueden soportar hasta 30 kilos de peso.



Un pequeño oso perezoso, a penas gastan energía se mueven super lentos. Son realmente feos.



Un mono, con cara de chulito.



A lo tarzán por la selva.


Viajar por los pueblitos del Amazonas por libre es bastante más complicado de lo que pensaba. El primer día convencí a Beatriz para irnos en un peque peque (barquita) o rápido (idem pero con motor más potente) a explorar el Amazonas por nuestra cuenta.

Preguntamos en el albergue y los precios de las excursiones eran carísimos, entonces se me ocurrió que con saco de dormir y agua en ristre podíamos irnos a un pueblito buscar un sitio para comer y dormir y pasear por la selva. Llegamos a Santa Cruz un poblado (10 casas de paja) a la orilla del río, parecía la ciudad de los niños perdidos de Peter Pan porque salieron a recibirnos como 20 chiquillos. Menos mal que hablaban español! ¿Podemos comer por aquí? ja ja ja Se descoyuntaban la mandíbula. ¿Y dormir por aquí por algún sitio? ja ja ja ja Éramos realmente dos tias raras, vestidas con nuestros coloridos chaquetones y jerseys con nuestras pintas de guiri extraterrestre buscando comer y dormir en su pequeño poblado, al que no había llegado un guiri desde los tiempos de Cristóbal Colón.

Nos volvimos al pueblo más grande Mazán, que nos pareció la vuelta a casa, comimos deliciosamente, buscamos sin éxito un sitio bonito para dormi allí y en Indiana (el pueblo de al lado) sin éxito. Nos volvimos a Iquitos y pagamos un tour de un día. Y conocimos la selva, pescamos pirañas (más bien las alimentamos de carnaza), nos tiramos en liana, comimos delicioso pescado y pagamos religiosamente la cuota por conocer el Amazonas con poco tiempo, aunque muchas ganas.





El hombre que nos acompañaba con su cuchillo para abrirnos paso entre la abrupta vegetación.



Una chica con su bebé, que nos acompañó al pueblo, desde la aldea de Santa Teresa.



Los niños de la comunidad de Santa Teresa.

Las diminutas barcas que cruzan el Amazonas, que llega a tener 60 Km de ancho y mide 6800 km de largo. Por su inmensidad en Brasil se le conoce como el Río Mar.

Un hombre del pueblo que nos llevo en su barca, él se dedica a la industria maderera, muy prolífera en la zona.



Sopa de gusanos... para quién guste de gastronomía innovadora.





Una casa que el famoso Eiffel hiciera en Iquitos en la época del caucho, que convirtió a la ciudad en un frenesí de europeos y norteamericanos. Hoy es una casa ruinosa, resquicio urbano de un pasado glorioso.


Primero fue el caucho, luego el petróleo y ahora algunos ansían encontrar el líquido negro que mueve el mundo en las profundidades de la selva. El nuevo dorado... El antiguo nunca se encontró.

4 comentarios:

Espe dijo...

Que pasada....y que ganas de verte para que me enseñes todas las fotos sin excepción!!!

Muaiccc

Clara dijo...

Haré una selección de las buenas pa ti!!! Pa cuándo esa barbacoita? Ya hablamos Un beso gigante

inés dijo...

¡¡¡Clara!!!
Qué risa tu cara con el perezoso, estás graciosísima así entre miedo y cariño, ja ja ja

Clara dijo...

En realidad es el animal más feo que he visto nunca... Parece una tortuga sin caparazón el pobre y tiene unas uñas largas como una mano. Este lleva a raja tabla lo de que las prisas matann amigo!